22 al 25 de Julio de 2008
¿Dónde estás?… esa ha sido siempre la frase que gira sobre mí cuando pienso en tí, esa ha sido siempre la intención de mis palabras, es una pregunta, definida sólo por su signo. Pero el interrogativo va cediendo a la tensión año con año cada vez más, ya comienza a perder su curva…
Sin ella el tono de la frase va cambiando
y se asemeja a una exclamación,
pronto no recordará que alguna vez esperaba una respuesta,
y sí; temo que para cuando me alcances a oír,
escuches mi llamado más como una demanda
que como una convocatoria.
y se asemeja a una exclamación,
pronto no recordará que alguna vez esperaba una respuesta,
y sí; temo que para cuando me alcances a oír,
escuches mi llamado más como una demanda
que como una convocatoria.
He recorrido mi camino con esperanzas de un encuentro fortuito, pero no se dio. En ocasiones me detuve a buscar alrededor alguna pista que me lleve hasta tí, y aunque vislumbré algunas huellas, unas pisadas me indicaban un sentido y otras el contrario. Al no saber a dónde ir, seguí mi viaje, y en momentos de debilidad me senté a descansar; esperando también a que tú me encontraras a mí. Largo tiempo pasó, mi fuerza ya había recuperado, pero mis ganas de un encuentro me mantuvieron sentado, esperando verte pasar, esperando que me vieras esperándote.
Además de la fuerza, eventualmente regresó entonces mi ánimo, lo cual no me esperaba, recogí mi equipaje y dejé de buscarte, lo confieso, decidí entonces seguir mi camino pero mantuve la ilusión de que mi deseo de encontrarte modificara subconscientemente el rumbo de mis pasos y me acercara a tí sin alejarme de mis metas.
Y es justo ahora, nueve mil pasos adelante, que he sentido tu presencia, sé que estas cerca, pasaste junto a mí, tus cabellos rozaron mi cuello, mi oído distinguió una risa tuya, más como un murmullo y me has hecho voltear… desapareciste.
¿Dónde estás? ¿Acaso ya te conozco pero temes dejar ver tu posición? Este mareo que siento podría ser por las vueltas que das a mi rededor y todas las veces que me has hecho voltear, ¿Estás jugando conmigo? ¿Acaso es que ya me has reconocido tú a mí? Podría ser que el júbilo que causa encontrar algo largamente anhelado te haga sentir como un infante, entonces brincarías y jugarías alrededor. No… me estoy engañando, cuando un viajero encuentra un oasis después de un largo viaje en el desierto, no se pone a dar saltos y giros alrededor, lo primero que hace es beber de él, tampoco se aventaría de un salto porque entonces agua y arena se revolverían, en cambio se acercaría con cuidado, bebería primero de la orilla y ya después, si es prudente tomaría un baño para refrescarse.
La celebración, los saltos, los giros, gritos y aullidos se darían entonces y sólo después de eso. ¿Qué es lo que sucede entonces, por qué es que no nos podemos reconocer el uno al otro? Tal vez te he mareado también dando vueltas alrededor de ti.
He llegado a pensar que después de todo, es la deshidratación lo que causa mi mareo, que tu aparente murmullo es en verdad mi hermano el viento que me invita a jugar, que la visión de tí es un espejismo causado por la intensa luz solar, que tan sólo te puedo ver en mi vista periférica, y que cada vez que voltee, desaparecerás. Lo único que impide hacerme a esa idea se da en los momentos en que dejo de dar vueltas, cierro mis ojos y tapo mis oídos, pues aún entonces te siento cerca, y la calma regresa…
Pero ¿cómo he de esperar entonces que me reconozcas al verme?, si mantengo los ojos escondidos no podrás ver la manera en que te reflejas en ellos y si mantengo mis manos ocupadas tapando mis oídos no podré tomarte en mis brazos y mucho menos escucharé el momento en que lo pidas.
Por eso es que he abandonado la calma, y he encerrado la interrogación dentro de dos exclamaciones, para poner la tensión sobre ellas y así poder proteger y mantener la curva de mi incógnita.
Así que, si eres quien pienso que eres,
podrás ver a través de ellas
y encontrarás mis palabras
en su estado natural, mis pensamientos.
Y si eres quien dices ser,
podré ver a través de tus palabras
y disipar mi incógnita con tu exclamación.
podrás ver a través de ellas
y encontrarás mis palabras
en su estado natural, mis pensamientos.
Y si eres quien dices ser,
podré ver a través de tus palabras
y disipar mi incógnita con tu exclamación.
Si soy quien digo ser,
podré escuchar el significado de tu nombre
y te daré mis oídos para que escuches también.
Y si soy quien piensas que soy,
podrás escuchar mi verdadero nombre
y exclamarás que soy tu incognito también.
podré escuchar el significado de tu nombre
y te daré mis oídos para que escuches también.
Y si soy quien piensas que soy,
podrás escuchar mi verdadero nombre
y exclamarás que soy tu incognito también.
Aquí estoy.