lunes, 21 de julio de 2008

Ayer bailé entre leones otra vez

(aun no esta terminado) Julio 2008
Ayer bailé entre leones otra vez,
la planta de mis pies agitaba el agua del mar
y los leones brincaban sobre las olas que se producían
en cada paso, en cada giro y brinco que yo daba.
El león, valiente como es, no se atreve a atacarme pues no lo he retado a hacerlo; me he unido a la manada engañándolo con mi melena que también es roja teñida en sangre pero a diferencia de la suya, la mía no fue bañada con sangre ajena, sangre de inocentes: la mía la pinté con mis propias lágrimas, ese día que terminé de abrir a la fuerza el párpado de mi tercer ojo, pues la ternura me enseñó a abrirlo solo hasta la mitad.
No fue tanto la herida sino la visión lo que me ha hecho sangrar, te advierto que cuando abres el tercero ya no sirve de nada cerrar los otros dos, nunca dejas de ver: y si tú pudieras ver lo que yo, también dejarías crecer tu melena y la bañarías de rojo para ganar la confianza de estos animales.
Por eso continúo bailando entonando un rugido,
por más que me han hecho bailar
alrededor de esta isla solitaria,
las gotas saladas que salpiqué con mis talones
nunca lograron extinguir el fuego en mi corazón.
Así ha sido siempre para mí, pues es sólo por mi voluntad que he logrado aguantar este calor. En mi ir y venir alrededor de esta isla he llamado la atención de varias sirenas, pero ¿cómo explicarles que mis escamas no son de tritón?, no lo creerán jamás pues llevo conmigo un tridente.
En mi danza giratoria, ha sido mi mareo quien me ha acercado por momentos a la costa y los reptiles que se postran en las rocas han hecho un pozo en la arena con sus patas para invitar a que me recueste adentro, abandonar mi baile. Y me han llamado hermano, pero ¿como explicarles que mi piel no es de camaleón si ellos notan que se adapta y cambia de color?...
Debo seguir mi danza, esta isla es mi fogata,
puedo escuchar el fuego crujir;
la mar mi estepa desértica, inerte
pero suficiente densa para bailar
aunque se agite brincando
sobre talones y tarsos.
Nunca me hundiré,
      el viento me acepta dentro de si,
            el mar no.

1 comentario:

Jorge Luis M. A. dijo...

Hola Jorge como andas. No sabía si poner esto como comentario o agregarlo a mi blog haciendo referencia al tuyo, pero bueno espero no ser tan impertinente. Aqui lo voy a dejar como comentario: Yo también he bailado entre leones, he torcido mi espalda y me he agazapado imitando el lúgubre juego de matar. Enseño mis mandíbulas de sal y me complazco sádico en la angustia de mi presa. De un zarpazo les arranco la cordura; de una mordida devoro su patética compostura. Y aunque lúgubre, mi juego no es aquella artimaña que clama: "gramme, centigramme, milligrame" no soy león gris, ni pueden las malas artes dalinianas petrificarme, soy león-camaleón... Saludos George espero que estes muy bien